No existe una sociedad cuyos miembros no encuentren dificultades para llevar adelante sus negocios pues, en mayor o menor grado, las diferencias de criterio suelen exigir que alguno de ellos ceda frente al otro para que todo camine bien, sean vencidos los obstáculos y se llegue al objetivo común. Como tal, el matrimonio también exige grandes renuncias en aras de un bien mayor. Pero al haber sido elevado a sacramento por Cristo, las dificultades que entraña la conquista de su elevado fin último –el apoyo mutuo en la fidelidad y la educación cristiana de la prole–, son superadas con el auxilio de la gracia divina. ¡No obstante, cuánto incentivo necesitan las familias católicas para no desanimar en un mundo que parece conspirar contra todo aquello que Dios y la Santa Iglesia piden de ellas! En ese sentido, aún más, en nuestro tiempo dominado por el materialismo y el hedonismo, tener una familia numerosa ha pasado a ser un verdadero heroísmo. ¿Cómo se sentirán aquellos cónyuges que Dios bendijo con una prole abundante y tienen que sacrificarse hasta el límite por amor a ella, si alguien a quien deben religiosa obediencia les dijera, con una expresión infeliz a todos los efectos, que para ser buenos católicos no era preciso tener hijos como conejos? ¿O que es una irresponsabilidad tener tantos hijos ya que “Dios da los medios” para lo contrario? ¿Consiste exactamente la “paternidad responsable” de que habla la Iglesia en la limitación de la prole? ¿Siempre? Recordemos las enseñanzas de la Iglesia acerca de este tema.
Francisco
![]() Cita A [Francisco] Creo que el número de tres hijos por familia, que usted menciona, según dicen los técnicos, es importante para mantener la población. Tres por pareja. Cuando se baja de esta media, se va al otro extremo, como sucede en Italia, donde he oído ―no sé si será verdad― que en 2024 no habrá dinero para pagar las pensiones. El descenso de la población. Por eso, la palabra clave para responder es la que la Iglesia usa siempre, y también yo: “paternidad responsable”. ¿Cómo se hace esto? Con el diálogo. Cada persona, con su pastor, debe preguntarse cómo llevar a cabo esta paternidad responsable. El ejemplo que he mencionado hace un poco, de aquella señora que esperaba el octavo hijo y había dado a luz a siete mediante cesárea: esto es una irresponsabilidad. “No, yo confío en Dios”. “Pero mira, Dios te da los medios; sé responsable”.Algunos creen que, para ser buenos católicos, tenemos que ser ―perdonen la expresión― como conejos. No. Paternidad responsable. Esto es claro y para ello están en la Iglesia los grupos matrimoniales, están los expertos en esta materia, están los pastores, y se busca. Conozco muchas soluciones lícitas que han ayudado en esto. Ha hecho bien en decírmelo. (Conferencia de Prensa durante el vuelo de Manila a Roma, 19 de enero de 2015) |
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